Me pregunto si el destino es el resultado de la suma de montones de casualidades o si por el contrario cada uno de mis días yacen escritos en algún viejo libro y todas mis vivencias cual río bañado por las lluvias terminarán desembocando en un mar de alegrías.
Siento obscuridad en todos mis costados; es un camino estrecho, a duras penas puedo caminar. Hace mucho tiempo ya, que he dejado de mirar hacia adelante y mis pies se han convertido en la única parte de mí que reconozco.
La soledad convierte en algo irrisorio las quejas banales; la ausencia de las cosas insignificantes van dejando huecos en el alma casi imposibles de cubrir y lo que un día despreciamos sin esfuerzo se transforma en una necesidad perentoria hoy.
El frío quema más que el fuego, el silencio es ensordecedor; las tinieblas iluminan los paisajes; mis recuerdos los olvidé y el olvido es lo único de lo que tengo memoria…
Pero aun así, solo espero hallarte tendida en la mitad del camino, porque no te veré si estás aguardando por mí en otro lugar… Rodeado de tinieblas, hace mucho he dejado de mirar al frente ya.
Las lecciones que nos dejo la minga