El individuo desde el inicio de los tiempos ha tenido como objetivo su supervivencia, tener una adaptabilidad pertinente a las necesidades del medio, y alcanzar los estándares evolutivos y sociales, sin embargo, hay un factor que merma sus posibilidades de éxito, y ese factor es la desigualdad social, desigualdad no solo en cuanto a comodidades sino en cuanto a la desventaja en la adquisición de las habilidades para alcanzar la tan anhelada equidad con sus pares, hoy en día, uno de los aspectos fundamentales en el desarrollo tanto social como personal de todo ser, es el acceso a la educación, la cual más que un derecho, en estas épocas es un privilegio, es por ello que se considera necesario crear espacios que propicien que tales brechas se desvanezcan.
Para lograr que se derriben barreras, la teoría critica, tal y como lo cita Kant, es una forma de conocer las diferentes realidades, acoger la subjetividad, y apuntar hacia un conocimiento holístico, completo, que promueva la apertura del individuo a exponer no solo su realidad sino su punto de vista frente al mundo, y con ello se despierte el interés al darse cuenta de que al participar, se educa, y se puede aportar grandes cimientos al aprendizaje de los de su entorno, dado lo anterior, es posible conocer el carácter que embelesa a aquel que se reconoce como pensador, y culto.
Ahora bien, al invitar a la crítica, a esa confrontación de saberes, en la cual no se enseñan las ideas como camisa de fuerza, sino como una colación de reflexiones; Paulo Freire un importante pedagogo y filósofo brasileño, hace sus aportes y denomina a está practica como Pedagogía Critica, en la cual resalta que la prioridad no la tiene el educador ni el educando, sino la relación que se establecen a favor de la construcción de conocimientos, y en dicha relación se entrelazan dos roles opositores, tales como : el opresor, es decir el maestro, y el oprimido, en este caso el estudiante, por tanto, se deja visualizar una ilustración en la que la libertad se consolidad al ser un participante activo de los procesos de aprendizaje, debido a que quien enseña pueda creer tener el dominio y desde una posición de poder, capitalizar el conocimiento, pero, ¿ acaso se puede gobernar el pensamiento y la construcción del aprendizaje?, ¿ no es posible concebir al menos un aspecto en el cual no se padezca de opresión?; Las interiores son interrogantes que cualquiera en su sano juicio podría inferir frente a una esclavitud – opresión- en la esfera educativa, por consiguiente para Freire la Educación es libertad.
El referente de la pedagogía popular, apela a que la justicia social tenga lugar en una América Latina deficiente en su ámbito social, es preciso notar que no ignora la realidad decadente y la gran desigualdad que caracteriza a esta población hispano hablante, y que mide su nivel de desarrollo social en la proporción de mayor accesibilidad a la educación; por lo cual se añade que un pueblo educado es un pueblo libre, un pueblo al cual no se le puede imponer un modo de pensar, sino un pueblo que cuestiona, que pregunta, que indaga, y, ¿por qué no?, que confronta, una de las peores experiencias del individuo es situarse en un rol de dejarse llevar por la corriente, y los aplausos, y no buscar el sentido verdadero de cada cosa que le sucede.
La pedagogía popular lleva en sí un tono político que es importante tener presente, y es que la educación se constituye en un eje fundamental para la toma de conciencia frente a aspectos que involucren una toma de decisiones de esta índole; Por otra parte, y no menos distante al pensamiento de Freire, es la posición de Borda al unirse a respaldar la idea de la necesidad de tener mayor apertura en términos de construcción de conocimientos, este teórico con raíces colombianas, es el precursor de La Investigación Acción Participativa, la cual tiene su campo en la interacción con el grupo, se cree en la necesaria participación de los actores sociales para alcanzar los cambios adecuados en la comunidad, debido a que en cada acción reciproca se propende por mejorar el entorno que se interviene.
El teórico Fals Borda, quien se suma con la parte práctica para confluir en la necesidad de no solo quedarse en la mera indagación sino en promover que frente a un hecho que se considera un problema a nivel social, y de qué forma se puede cambiar ese fenómeno existente, teniendo en cuenta la participación de los actores que se encuentran implicados en esa realidad, cabe resaltar la expresión “ tener en cuenta”, para Borda no se pueden hacer cambios grandes en una comunidad mientras sus actores no se involucren, del mismo modo que para Freire es inconcebible hablar de educación y dejar en un segundo plano al estudiante, tanto Freire como Borda apoyan la reflexión social, y la praxis comunitaria para consolidar la transformación social, y con ello se apunta a una Educación Popular asequible para todos.
Ahora bien, todo lo anterior sin lugar a dudas fortalece los procesos psicosociales debido al desarrollo social, y la sustentabilidad que provee una visión de que el pueblo merece ser escuchado, instruido, que humanizar las relaciones va mucho más allá que llevar un “mercadito”, que darle una charla por psicoeducación, sino que se puede crear consciencia, no desde el imponer sino desde el brindar la posibilidad de que se confronte, de que se crea un actor importante, a tal modo que pueda construir conocimiento; cuando se permite la interacción a través de una comunicación abierta y asertiva, que no se ve sesgada al contar con una calificación de lo que es bueno o malo sino desde lo que se puede edificar desde el criterio y pensamiento del otro.
Los aportes a los procesos psicosociales están relacionados con la necesidad de realizar una reinterpretación de la vida, al tener lugar la puesta en marcha de la Teoría Critica, y la Investigación Acción Participativa disminuye las brechas de desigualdad, al forjar vínculos confiables entre los actores sociales, impulsar la voluntad de cada individuo, observar las realidades y conocerlas de primera mano, generar la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida; es llegar a una comunidad con la expectativa de construir en conjunto, y no con el objetivo de sacar ventaja del poco conocimiento técnico y/o profesional que puedan tener sus habitantes.
Freire y Borda se constituyen a su vez en los precursores de darle prioridad a los procesos psicosociales dignificando la posición humana, y dejando de lado el clasismo, demostrando que en efecto el rol del gestor requiere de una gran ética profesional, y responsabilidad debido a que hay una esperanza puesta en aquel profesional que va a campo a intervenir una comunidad, y este no puede defraudarle aprisionando su pensamiento y su ímpetu de superarse; para finalizar se cita esta frase de Freire “Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado”, a esto está llamado el gestor psicosocial a salvaguardar y garantizar el pensamiento crítico.