El poder de la Fe y de la Educación, instrumentos para la reflexión y la acción que permita Ver, Juzgar y Actuar.
- parte: a)
Muchas veces nos hemos acostumbrado a percibir en nuestro entorno que las generaciones venideras están centradas en una realidad nebulosa, carente de sentido crítico, efímera en el tiempo y en el espacio, y de pocas razones para convencerse de que están convencidos por trabajar, por conocer, cuestionar y transformar las realidades que le circundan. Aunque eso puede ser cierto hasta cierto punto, pero también es cierto que logramos encontrar chichos y chicas que, si les das los instrumentos necesarios (aunque sean pocos), te encontrarás con materiales en bruto, en los cuales, se visiona un hombre y una mujer que, trabajados en el camino (si no se pervierten y se mantienen fieles a los criterios) podrán ser líderes con sentido crítico y trasformador.
En la Institución Educativa San José de Ovejas (Sucre) mi nuevo espacio como docente de Educación Religiosa Escolar (ERE) y Ética, me he puesto en la tarea de incentivar a mis estudiantes (desde 6º – 11º) a entrar en un mundo (casi complejo para ellos) de saber leer e interpretar la realidad para actuar en ella, es decir, saber leer la realidad y poder describirla desde su contexto problemático, pero también desde una visión transformadora, la cual inspira en ellos el deseo de sentirse involucrados para trasformarse, y no hacerles creer siempre que son y serán parte de los penosos problemas de la humanidad del presente y del mañana venidero. Por eso, más allá de utilizar la ERE como un camino que preocupe si son, o no son católicos, y si respetan o no los dogmas de Fe (cosa que es importante si los hace ser críticos), considero la inmensa necesidad desde su Fe, pero también desde su capacidad de reflexión crítica que solo en el ámbito de lo pedagógico pueden desarrollar, ayudarles a tener capacidad de Ver, Juzgar y Actuar, lo que les permitira tener visión de una capacidad trasformadora pero desde un sentido crítico, cuestionador y proactivo, el cual los lleva a ser agentes transformadores de cambio y del desarrollo integral.
En este sentido, me inquieta saber si los chicos y chicas entienden la realidad donde viven, donde han crecido, y donde quieren estar siempre, porque aunque uno salga de su terruño, siempre querrá volver a él con el tiempo; en este sentido, ¿son conscientes de las necesidades de cambio que su pueblo requiere con urgencia entendiendo la realidad del presente en que viven? Es por eso que durante el desarrollo de nuestros encuentros de ERE, hemos desarrollado el tema del problema social en el pueblo de Israel desde un enfoque bíblico, acercándonos en la comprensión del Éxodo como un acto liberador de la opresión, pero a la vez, a la identidad y acción de los profetas como aquellos que actuaron para no solo denunciar lo que no estaba acorde al proyecto de Dios, sino también, para indicar el camino de restauración y salvación que permitía volver a Dios en un acto de renovación y de obediencia a la alianza. En este sentido, se ha hecho énfasis en que se busca que como estudiantes entendamos la relación entre el conocimiento de Dios y el obrar la justicia con el pobre y oprimido establecida por los profetas, como también la responsabilidad frente a sí mismo y a la sociedad, lo cual actitudinalmente debe llevarnos a prestar atención a la responsabilidad personal que tiene frente a las problemáticas sociales de las que se viven en el mundo.
Les pedí entonces a mis estudiantes de 11º que resolvieran el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo podemos ser un instrumento transformador ante la degradación moral y el estancamiento integral (lo político, lo productivo, lo económico y lo social) que vive el municipio de Ovejas (Sucre) después de haber pasado por las causas y consecuencias del conflicto armado colombiano? Esto teniendo en cuenta su identidad de personas de Fe (hombres y mujeres de Fe cristiana) y basados en la educación recibida no solo en casa, sino en la escuela. Para esto les propuse que vieran una película llamada: El niño que domó el viento (eninglés:The Boy Who Harnessed the Wind). Esta es una película británica de drama de 2019 escrita, dirigida y protagonizada por Chiwetel Ejiofor en su debut como director de cine. La película está basada en la memoria The Boy Who Harnessed The Wind de William Kamkwamba y Bryan Mealer.
Y de los tantos escritos leídos, quiero resaltar dos de ellos que me parecieron muy integral, y que puede exponer la clara visión de chichos y chicas que no desestiman su propia realidad, y que entienden la urgente necesidad, desde el Ver, el Juzgar, la tarea de un Actuar, el cual les permita ser protagonistas de la transformación, obviamente partiendo de una Fe que les interpela, pero también de una educación que les da herramientas para avanzar en sus búsquedas sinceras.
Expondremos por tanto el primero de ellos, por eso es importante darle entonces el credito a los estudiantes: Valentina Tovar, Michell Fernández y Sharith Oviedo del grado 11-1, el cual resaltan su escrito bajo el titilo: “El poder transformador de la Fe y la Educación en Ovejas”, un ejercicio del Ver, Juzgar y Actuar donde reafirman los siguientes criterios necesarios trabajarlos dentro del territorio del munciipio de Ovejas (Sucre) donde la base de todo esta en el formentar el diálogo y la reflexión sobre temas éticos y morales como argumento para la construccion de responsabilidad colectiva, el desarrollo económico sostenible, programas de liderazgo comunitario, apoyo integral a los estudiantes, las instituciones eclesiales como instrumentos de formación de la fe para promover la transformación comunitaria, la participación comunitaria y el desarrollo económico, el desarrollo de un plan de infraestructuras que priorice las necesidades más urgentes y garantice el acceso equitativo a los servicios básicos, la protección del medio ambiente, La cultura y las artes también deben ser promovidas como herramientas de transformación social y luchar contra la discriminación, la pobreza y la exclusión social.
Ahora bien, los estudiantes en su reflexión explican que:
En un mundo donde la degradación moral y el estancamiento integral parecen ser una constante, la necesidad de transformación se vuelve urgente y esencial. El municipio de Ovejas no es una excepción a esta realidad. Inspirados por la película El niño que domó el viento, que narra la increíble historia de William Kamkwamba, un joven que transformó su comunidad a través de la innovación y el conocimiento, reflexionamos sobre cómo, desde nuestra identidad como personas de fe y basadas en la educación recibida, podemos ser agentes transformadores en Ovejas.
La fe es un pilar fundamental en la vida de muchas personas, nos brinda esperanza, guía moral y un sentido de propósito. La historia de William Kamkwamba es un testimonio del poder de la fe y la determinación frente a la adversidad.
William no solo se apoyó en su ingenio y conocimientos, sino también en una profunda creencia en sus capacidades y en el valor de su misión. De manera similar, como personas de fe en Ovejas, estamos llamados a ser faros de esperanza y rectitud. Esto implica no solo condenar las injusticias y la corrupción, sino también ser ejemplos vivos de integridad, compasión y justicia en nuestras vidas diarias. Al fomentar una cultura de valores sólidos y ética, podemos inspirar a otros a seguir un camino de rectitud y contribución positiva a la comunidad. La educación es, sin duda, una herramienta poderosa para el cambio. William Kamkwamba, con acceso limitado a recursos educativos, utilizó su ingenio y el conocimiento que pudo obtener para construir un molino de viento que salvó a su comunidad de la hambruna. Este acto de innovación subraya la importancia de una educación de calidad. En el municipio de Ovejas, debemos esforzarnos por mejorar nuestro sistema educativo para garantizar que todos los jóvenes tengan las mismas oportunidades de aprender y crecer. Esto incluye la formación continua de maestros, la actualización de los currículos y la creación de programas extracurriculares que fomenten la creatividad y el pensamiento crítico. Además, debemos promover el acceso a la educación para todos, independientemente de su situación socioeconómica, asegurando que cada niño y joven en Ovejas como territorio tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
Por ende, para combatir la degradación moral, es crucial fortalecer el tejido social de nuestra comunidad. La creación de espacios de diálogo y reflexión sobre temas éticos y morales puede ayudar a construir una comunidad más cohesionada y con un sentido compartido de propósito. Estos espacios pueden incluir desde grupos de discusión en iglesias hasta talleres comunitarios donde se promuevan valores como la honestidad, la solidaridad y el respeto mutuo. Además, el establecimiento de centros comunitarios que ofrezcan actividades recreativas, educativas y de voluntariado puede ayudar a canalizar la energía de los jóvenes hacia acciones constructivas, alejándolos de conductas destructivas.
Es asi como, la transformación integral de Ovejas como un municipio que quiere pasar de ser territorio de conflcito a terriotrio de paz, requiere un enfoque en el desarrollo económico sostenible. Siguiendo el ejemplo de William Kamkwamba, podemos fomentar la innovación y el emprendimiento local. Esto podría incluir la creación de cooperativas y pequeñas empresas que no solo generen empleo, sino que también promuevan prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. El apoyo a la agricultura sostenible, la promoción de la economía circular y la inversión en energías renovables son pasos esenciales para construir una economía más resiliente y equitativa.
Ahora bien, la participación activa de todos los miembros de la comunidad es fundamental para lograr una transformación sostenible en el municipio de Ovejas. Cada ciudadano debe sentirse responsable y empoderado para contribuir al bienestar común. Una forma de fomentar esta participación es a través de programas de liderazgo comunitario que capaciten a individuos en habilidades de organización, comunicación y resolución de conflictos. Estos programas no solo deben enfocarse en los adultos, sino también en los jóvenes, quienes son el futuro de nuestra comunidad. Al empoderar a los jóvenes con habilidades de liderazgo y proporcionarles oportunidades para involucrarse en iniciativas comunitarias, cultivamos una generación comprometida con el progreso y la justicia social. Además, es esencial crear estructuras que permitan la participación activa y significativa de todos los ciudadanos. La formación de comités vecinales y la organización de foros de participación ciudadana pueden proporcionar plataformas donde las voces de todos sean escuchadas y consideradas en la toma de decisiones. Estos espacios deben ser inclusivos y accesibles, asegurando que todos los grupos, incluyendo mujeres, ancianos, personas con discapacidades y minorías, tengan una representación equitativa. La inclusión y la colaboración son esenciales para construir una comunidad donde cada persona se sienta valorada y capaz de influir positivamente en su entorno.