Los retos hacen parte de la vida, a diario libramos batallas que muchas veces no le contamos a nadie, lo interesante es que no somos los únicos enfrentándolas, todos guardamos en nuestro corazón una voz que nos dice “ríndete “y otra que dice “inténtalo una vez más” pero lo que hace la diferencia es comprender estos procesos y contar con la empatía para conectar con la esencia misma de la vida que no es otra sino la del aprendizaje constante. Hace poco me preparaba para ir a un viaje en el que pensé que mejoraría mi vida en muchos aspectos, por lo que como todo viaje prepare la ropa adecuada al clima, averigüe el hospedaje, dejé todos los pendientes listos para poder estar tranquila al encontrarme en ese otro lugar, pero hubo algo que no preparé. Mi corazón y la tolerancia a la frustración frente a las expectativas.
Entre a reflexionar por qué no me tomé un tiempo para poder predecir los futuros escenarios que podrían esperarme en su totalidad, y sobre todo comprender que no somos definidos por lo que las circunstancias señalen que somos, sino que cada quien está librando su batalla, y en eso también incluye el instinto propio de la supervivencia en la que como es sabido poco se estima a la emoción, pasé momentos difíciles intentando dar respuesta a mis interrogantes y en momentos esa lucha me aturdía, algunos esperarían que por ser psicóloga tenga todo resuelto pero mis colegas honestos e íntegros estarán de acuerdo conmigo en que eso de “médico cúrate a ti mismo” no aplica en este campo tampoco y es que cuán difícil es llegar a ese día que menciona Neruda “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.”
Admito que es duro encontrarte contigo mismo y es por eso que afirmo que el reto, el verdadero reto es amarte, en esos momentos en que no me salieron las cosas cómo lo pensé, en que el exterior intentaba conceptualizarme, que cualquier esfuerzo era en vano, solo podía volver a mí, encontrarme conmigo, y era allí donde podía sostenerme, recordarme quién era, y como es propio de la situación no podemos solos por lo que me refugie en la fe, en mi red de apoyo y una vez más me volvía a abrazar, algunos me llamaban negativa por validar la emoción que sentía yo lo llamaba liberarme, y es que está bien sentirse triste, frustrado, podemos sentir las emociones porque con esto podemos dejar que ellas nos enseñen el propósito que tienen en ese preciso momento, y bueno, volviendo a ese viaje, lo cito porque es preciso que resaltemos el carácter de la vida, de eso se trata, de un viaje, un viaje en el que más que prepararnos de forma externa y hacer los debidos protocolos que aclaro no está mal, es necesario que nos preparemos por dentro, por eso me permito denotar algunos puntos básicos.
Cree en tus sueños y ten el valor de luchar por ellos, eso no implica que sí en su momento algo no te salió como pensabas, y ese sueño no se dio seas un fracasado porque quien es un fracasado es aquel que no lo intenta, sí tú lo intentaste es porque eres valiente, y cuentas con todo el potencial para volver a empezar.
El bien común no implica complacer a otros por encima de tus limites, dialoga y exprésalos.
El amor siempre será el motor para no decaer, tu sueño no solo lleva tu nombre sino el de todas las personas que te aman y que te apoyan a su manera, en tus metas llevas a tus seres queridos, aún aquellos que ya arribaron hacia otro lugar, encuentra tu motivación y ponle un nombre.
El lugar más seguro está en una mente capaz que se dispone a llegar a su destino, cuando hay disposición podrás llegar a donde deseas.
Tu proceso no te define, al contrario, recuerda que estás transitando un camino que a quien viene detrás tuyo le servirá como un faro, hay quienes ocultan sus procesos, pero todo proceso algún día te pasará la cuenta de cobro, así que acuérdate de tu proceso, se humilde y tiende la mano a quien lo necesite.
Rodéate con pensamientos de amor, bríndate todos los aplausos y toma las criticas como impulso para seguir caminando, en todo camino hay piedras, pero puedes rodarlas para que no tropieces.
Cuando sientas que perdiste el norte, trata de mirarte a través de los ojos de alguien que te ame incondicionalmente, eso te ayudará a volver a poner la mirada en aquello que es verdaderamente importante.
Lleva buenas municiones y consérvalas, sí estás bien podrás ayudar a otros, pero sí te quedas sin municiones nadie podrá ayudarte, elabora un plan con lo que requieras y tenlo presente.
Sí nadie te enseñó el camino puedes aprenderlo, no te juzgues, no es momento de lamentarse sino de amarse.
Lo que el otro te ofrece hace parte de la historia de dolor que ha experimentado y cómo está le ha transformado, no se trata de ti, enfócate en brindar lo mejor de ti sin importar la actitud del otro, tampoco intentes transitar el camino por otro, terminaras cansado porque solo puedes con tu propio peso para semejante ruta.
Está prohibido rendirse, puedes descansar en el camino, detenerte, pero no desistir, no te abandones en el camino, por muy oscuro que parezca todo volverá a estar bien, sigue creyendo, además el dueño de la vida le apostó bastante a tu felicidad, créelo y confía en que él tiene el control, solo eres un administrador de lo que él te ha entregado, el don de la vida, este regalo le pertenece a él y solo él determina hasta cuándo estarás en este viaje.
Por último, te doy gracias a ti lector por acompañarme en mi viaje durante este año, te felicito porque sí llegaste hasta este punto fue porque te esforzaste, porque creíste en ti y deseo que recuerdes que mientras estes en esta tierra podrás continuar aprendiendo el arte de amarte a ti mismo, y no esperes a tus últimos momentos para valorar el milagro de la vida, sigue caminando, sigue andando y deja huellas en lugar de cicatrices.