Inseguro y temeroso
te envuelves cual ovillo
detrás de aquel sofá
encajado como en un bolsillo;
Tiemblas con el trueno,
el relámpago y el fuerte viento,
no hallas asidero
en tu rincón, cuna de lamentos;
Garrotes y patadas
fueron ásperas caricias,
y los gritos como granadas
del que castiga con sevicia;
Después de la tempestad
la calma siempre llega,
llegaste a un hogar,
el refugio de tus penas;
Un compañero de vida y corazón,
encontraste en ese lugar,
encajaron en un eslabón
para juntos caminar;
Con el paso de los años,
su vida perruna logró
lo que antes fueron daños
el presente rescató;
Hoy lamentas la partida
de tu anciano compañero
la soledad es el espacio
de tu llanto lastimero;
Y así pasan los días
las horas y minutos,
tu vida parece vacía,
y tu gozo diminuto;
Tus gestos de temor
hacen del mundo un gigante,
quisiera ser tu resplandor
y con mi cariño arroparte;
La nobleza en tu mirada siento,
peludo vecino que espera
a su dueña largo tiempo;
Inclinas tu cabeza
esperando un dulce mimo
entonces mi mano te besa
Y tu ternura yo recibo.
Pronto llegará el momento
donde los espacios con tu ama
se alarguen en el tiempo.
Por lo pronto, Pirulo querido,
te sigo visitando,
y donando de mi parte,
mil halagos merecidos.
Destello.