En este preciso instante, te absuelvo,
quedas libre de las invisibles ligaduras que te sellaron a mí.
Te absuelvo ahora,
con mis labios quemados por el fuego,
con la palabra muda embutida de amor,
con la voz desecha como guiñapo.
Te absuelvo ahora,
con mi cuerpo inerme,
bajo el invierno insidioso del tiempo.
Te absuelvo frente a la capilla que pinceló una realidad
en los momentos rosas;
Me arrodillo vencida, resignada,
mancillada por el dolor.
Te absuelvo en la penuria que roe palmo a palmo tu retirada;
Te absuelvo en medio de la desidia que me produjo tu adiós;
Parte como el ave que despliega sus alas en la Libertad,
a esa que dice llamarse tu celestina;
Te absuelvo del devastamiento masivo
que me deja tu ausencia;
Te absuelvo de la culpa que nunca te alcanzó,
que a mí selló y que me endilgó el adiós;
Te absuelvo ipso facto,
Porque la réplica de tu ser no existe.
Destello
Excelente, un poema muy hermoso