Una vez más una noticia de abuso sexual de niños estremece al país. En esta ocasión menores de 4 años. Se habla de que son 14, 20, 21 etc. Lamentablemente uno más o uno menos no atenúa el dolor que como sociedad nos genera, todo esto es una degradación moral tras otra.
Los niños abusados pertenecen al hogar infantil en el barrio Santa Cruz, comuna 2, que está adscrito al programa Buen Comienzo, operado por la Alcaldía de Medellín.
Información preliminar, acuerdo con la Alcaldía de Medellín, indica que el hombre acusado se desempeña como auxiliar de nutrición, donde trabajaba desde hace 3 años y es contratista de la entidad prestadora del servicio de atención que opera en el jardín infantil, y este habría aprovechado para abusar de los niños, todos menores de 4 años.
El Programa Buen Comienzo brinda atención en educación, salud, nutrición, participación, protección e interacción con familias a más de 70.000 niños y niñas desde la gestación hasta los cinco años mediante diversas modalidades. Los niños asisten a un centro o jardín infantil durante 5 u 8 horas al día, de lunes a viernes. Allí recibe educación inicial, cuidado, amor, protección, nutrición, acciones en salud, participación infantil, y protección integral.
Aunque los objetivos del programa buen comienzo son claros, loables y excelentes; sin embargo duele como ciudadano, como docente, como padre, como madre, como hijo, como hermano, que en estas instituciones donde más debe primar y brillar el derecho protector de los niños y niñas sea donde más se camuflan los violadores, depredadores sexuales por lo tanto aunque comparto y aplaudo las declaraciones del Alcalde de Medellín, la pronta captura por parte de la policía con el apoyo de la fiscalía y lo expresado por señor Presidente de la nación quien sostiene: “Lo que esperamos los colombianos frente a ese tipo de crímenes es que los que los cometen se pudran en las cárceles de nuestro país”
Tota lamente de acuerdo, no hay derecho a que estas cosas ocurran. La ley debe operar conforme está establecido, pero esta sanción penal después de consumado un hecho y haber convertido en victimas a muchos niños, no es la única alternativa, no es la solución milagrosa para el cambio a esta intensa degradación social existente.
Considero que se debe ser más exhaustivo, deben de haber más controles, debe contemplarse otro nivel de exigencia, los filtros y los exámenes psicológicos deben llevar a determinar si x o y persona puede ejercer atención y protección infantil. Y por último en cuanto a las instalaciones la tecnología (cámaras de seguridad las mejores) debe operar al mil por cien cuando se trate de instituciones como estas.
Lo ideal es que hechos de este tipo no ocurran nunca pero al darse deben de encender todas las alarmas para que se corrijan los errores, las fallas existentes y evitar que un hecho de este tipo vuelva a hacer parte del itinerario de noticia nacional en primea plana, es algo a lo cual como seres humanos no debemos acostúmbranos, no es normal que esto ocurra y quiero ser independiente y claro porque no está el que dice que con esto si nos rasgamos las vestiduras pero con otras cosas u otro tipo de abusos se guarda silencio y lo que hay es una doble moral. Ni esto ni lo otro la confianza en las instituciones se gana cuando descubren un hecho lamentable sino también cuando son capaces de mejorar la estrategias para prevenir el hecho.
Lastimosamente ciertas tragedias terminan dejando una gran enseñanza al punto de disminuir la repetición de esta. Este es el caso de lo ocurrido el 24 de marzo de 2015 una noticia de una catástrofe aérea le dio la vuelta al mundo y aunque accidentes aéreos se contemplan y hacen parte de la lógica este accidente que dejo 150 víctimas mortales, del vuelo 9525 de Germanwings,
Tuvo grandes repercusiones de la esperada porque no fue un siniestro más el fiscal Brice Robin pronunció desde Marsella. “El copiloto activó el botón que inició el descenso por algún motivo que aún desconocemos. Pero que se puede interpretar como una voluntad de destruir el aparato”. En otras palabras La investigación concluyó que el vuelo se estrelló contra los Alpes franceses por la acción deliberada y suicida de su copiloto, Andreas Lubitz.
Paradójicamente “Volar en los Alpes era su pasión”, añadió en una entrevista un compañero del club aéreo. La frase sonaba entre trágica y macabra, ya que los Alpes había sido el lugar que eligió para estrellar el Airbus A320.
La tragedia de Germanwings dejo una gran enseñanza y supuso el endurecimiento de los requisitos médicos que deben superar los pilotos, mejorar la calidad de los controles, aumento de la capacitación, supervisión y evaluación de los examinadores médico-aeronáuticos. También la oficina de seguridad aérea francesa (BEA). Aconsejó apoyar al piloto ante las consecuencias financieras de una pérdida de la licencia para evitar que oculte problemas psiquiátricos, determinar en qué casos puede un piloto tomar antidepresivos y romper la obligación de mantener el secreto médico en las situaciones en que la seguridad pública corra peligro.
Lubitz, que el día de la catástrofe tenía una baja médica que no había comunicado a sus superiores, tenía antecedentes médicos por trastornos psíquicos por los que había recurrido a diversos médicos y terapias, lo que abrió el debate sobre la laxitud de las pruebas a las que se someten hasta ahora los pilotos.
Volviendo a Colombia considero que la cadena perpetua para abusadores de niños está bien pero si hay formas de prevenir el abuso porque no hacerlo por lo tanto, es necesario una mejor formación, un constante seguimiento, evaluación, mejores protocolos de contratación donde se estudie la conducta integral, pasado y presente de aquellos que se desempeñan en trabajos con niños, niñas y adolescente.
Todo esto reducirá la repetición de tragedias como las ocurridas en estos días en el hogar infantil del barrio Santa cruz en Medellín.
Al desnudo